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lunes, 6 de septiembre de 2010

Paseo nocturno

Juana salió por la noche, a ver el entorno en el que se encontraba. No le sonaba nada y no sabía dónde estaba. Era como un día de estreno donde todo estaba por descubrir. Empezó por cruzar el parque. Como llevaba sandalias, se le metía la arena entre los dedos. -Vaya, y eso que acabo de ducharme -pensó. Bueno, tendré que lavarme los pies a la vuelta.

Al salir del parque vio una carpa inmensa. Tardó unos segundos en darse cuenta de que era un circo. -Es increíble, un circo aquí en medio del pueblo. España es así, al fin y al cabo: donde menos te lo esperas, una sorpresa. Uno de los camiones del circo llevaba escrito en el lateral, en letras gigantes: "COLEGIO DEL CIRCO". -Claro, seguramente habrá varios niños si el circo es grande. Y por el tamaño de la carpa, y por la cantidad de camiones que se ven aparcados en el solar, debe de serlo.

Al otro lado del parque había un bar, que también era confitería. Entró y se pidió una tapa de revuelto de espárragos con gambas y una cerveza sin alcohol, por cenar algo antes de irse a la cama, aunque no tenía mucha hambre. Al poco entró un grupo de tres hombres con un niño. El niño tenía una extraña mirada ausente, como si sufriera un ligero retraso mental. Se le quedó mirando unos segundos con su mirada perdida, y sin decir ni mu metió la mano en su panera y le robó unas rosquillas, casi todas. Los adultos no lo vieron o fingieron no verlo, mientras pedían unas cervezas.

- ¿Cómo te llamas?
- Leo
- ¿Te gustan las rosquillas?
- Sí. ¿Estás cenando?
- Sí

Leo se dio media vuelta y se fue, concentrando toda su atención en las rosquillas. En la radio, Fito se perdía sin saber hacia dónde. El camarero se dirigió a uno de los adultos:

- Aquí no se puede fumar
- ¿Eh?
- Que no se puede fumar
- Ah, vale, ya lo apago. Ale, ya está. ¿Quién está fumando?

Siguió comiendo, con la rosquilla que conservaba en la mano. Leo volvió a acercarse y depositó en la panera las rosquillas robadas. Juana se acabó su tapa, pagó y salió a la calle de nuevo, mientras Mecano proclamaba a los clientes del bar confitería que era "...uno de esos amantes".

Mientras paseaba, empezó a hacer un inventario mental fijándose en las tiendas y negocios de la zona: una farmacia, un bar, una tienda de ropa de bebé, otro bar...

En el parque había un chiringuito de esos que constan de una caseta de plástico que se abre por un lateral y donde vendían pipas, chicles y granizados de limón. Había mucha gente ocupando los bancos, paseando a los perros o empujando a los niños en los columpios. Juana se sentó en el que parecía ser el único banco libre del parque, un poco apartado en un rincón. Vio a una pareja madura, entre los cuarenta y los cincuenta, en otro banco cercano. Se desprendía ternura. Ella había apoyado la cabeza en el hombro izquierdo del hombre. Estuvieron en esa posición más de veinte minutos, y luego se levantaron y se quedaron mirándose cara a cara, sin moverse de delante del banco. Al poco se abrazaron, con una ternura como no había visto en años. Se emocionó. La pareja permaneció abrazada por lo menos diez minutos, aparentemente sin hablar, aunque como Juana no estaba al lado de ellos, no podría asegurarlo. Quizás se estaban susurrando algo al oído. El caso es que parecían estar absortos en su mundo, sin prestar atención al mundo alrededor. Después se dieron la mano y se alejaron lentamente. Se perdieron entre las casas de una calle cercana.

Juana se acostó. Puso la radio para que le hiciera compañía, pero no durmió bien. Se despertó varias veces durante la noche y al final terminó apagando la radio. Todas las canciones eran de amor y de desamor y de fracasos y de penas. Se deprimió un poco. Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó antes de que sonara el despertador, y con energía.

Parecía que aquel iba a ser un buen día.

3 comentarios:

  1. Realismo contemporáneo. Soy yo o...¿He podido vislumbrar teatro en tu escrito? Me alegro de leerte cositas. Abrazos. Nos debemos unas cuantas ya.

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  2. Hombreeeeeeee, me alegro de oírte.

    Teatro, teatro, TODO es puro teatro. Total, para dos minutos que vamos a estar en escena, ¿a quién le interesa la realidad?

    Es hora de que los hombres de verdad empecemos a pagar nuestras deudas, que si no, luego nos vamos a tener que pagar intereses muy altos.

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  3. Lo único bueno de la realidad, es que, a veces, supera a la ficción que como alguien dijo es lo que es la vida ¿ o era un sueño?
    Mejor vamos al origen....;-)

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