He de reconocer que a veces los textos jurídicos son un tostón. Sí, ya sé que la materia no da mucho de sí para salpimentarla de chascarrillos y retruécanos, pero vamos, se agradecería un poco más de interés.
Por eso, no quiero dejar pasar sin comentar que el otro día estaba yo estudiando un capítulo de un libro de Derecho Penal y, de pronto, al encontrarme con estos dos ejemplos, no pude evitar reírme. Y encima, consecutivos.
¿Quéééééé? ¿En serio? ¿Alguien enviaría a otro al bosque con la esperanza de que le caiga un rayo y lo mate? Y para colmo, sólo falta que el otro acceda al paseíto.
Pero el otro ejemplo también se las trae:
Joé con el sobrino. La verdad es que la probabilidad de pillar dinero así es más alta que si juega a la lotería.
Sí, una tontá, ya lo sé, pero me hizo despertarme cuando estaba a punto de dormirme y me permitió terminar el capítulo.
Gracias, profesor.
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