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miércoles, 13 de febrero de 2008

El alma en una muela

Anoche leí "Dios vuelve en una Harley", de Joan Brady. De un tirón. Tres horas aproximadamente.

No tenía sueño y después de más de una hora revolviendo inútilmente las sábanas, pensé que lo mejor era aprovechar el tiempo de otra forma. Así que encendí la luz, bajé a la estantería en busca de algún libro, y encontré este en su funda de plástico, aún sin desprecintar.

Supongo que me pilló especialmente inspirado, pues la historia me marcó. No sé si decir que es un buen libro, aunque a mí me lo pareció, pero me inclino más a creer que su efecto se debió a que me pilló con el estado de ánimo idóneo para leerlo. Un estado que hizo que me identificara con la prota en algunos aspectos y, claro, así es todo más fácil. El caso es que me alegré de haberme puesto manos a la obra, pues parece que este es uno de esos libros "obligatorios" que recurrentemente te van recomendando, nunca me había decidido a leer y pesaba en mi subconsciente como una asignatura pendiente.

Hasta aquí nada particular (salvo el efecto que ha dejado en mí el libro, y que no es pequeño, pero del que no voy a hablar ahora).

La cuestión es que esta mañana comentaba con MJ el repetido tópico de lo corta que se queda la vida, "...con la de libros que hay que leer...", etc, etc...

Y ahora viene lo interesante.

Ella acaba de volver de un encuentro en Turquía con gente con minusvalía. Y me dice que uno de los participantes, un chico con una ceguera casi total, tenía una dificultad inmensa para leer. Tenía que pegarse prácticamente el papel a tres o cuatro centímetros de su nariz, y eso cuando se lo imprimían con un tipo de letra grande. Otras veces usaba una lupa de tropecientos aumentos, y a pesar de eso le costaba un huevo. Imaginaos cómo será cuando tenga que leer un libro "normal", con la letra "normal" (que suele ser tirando a pequeña). Pensad en la velocidad de lectura que puede tener este chaval, analizando en detalle cada letra del texto.

Y me he emocionado. Me he sentido como un gilipollas por pensar lo de "lo corta que se queda la vida, para leer todos los libros que hay que leer". Supongo que ese chico se daría con un canto en los dientes si pudiera leer en tres días el libro que yo me leí anoche en tres horas. En cuestiones de lectura, su vida transcurre a mucha más velocidad que la mía. No le dará tiempo a leer lo mismo que yo. Y no solo leer; habrá multitud de actos cotidianos que tendrá que hacer a cámara lenta, empleando mucho más tiempo del que yo emplearé para lo mismo: desplazarse, comer, trabajar, divertirse... En fin, pensadlo un poco y veréis cómo se os ocurren mil cosas.

Y me he alegrado de haber sido consciente de la suerte que tengo por poder leerme un libro en tres horas y por que MJ me haya hecho ver esta suerte, con esa sensibilidad tan especial que tiene para tantas cosas. Pero claro, juega con ventaja. ¿Qué otra cosa se puede esperar de alguien que ahora mismo tiene "el alma en una muela"?

La foto es del domingo, 3 de febrero, en algún lugar cerca del pantano del Cenajo. La roca en el río es como otra "muela".

lunes, 11 de febrero de 2008

Bajón total

Bueno, iba a escribir esta noche algo bajonero, porque es como me siento.

Pero lo malo de estar oyendo música en el ordenata es que de pronto te sale el cabrón del Fito y lo dice de esta manera, en una de las mejores canciones que ha cantado en su vida.

Así, pues... ¿qué voy a decir yo que supere a esto? (joder, otro motivo más de bajón).

-- Cerca de las vías (Fito & Fitipaldis)
Hay días que parece que nunca se va a apagar el Sol,
y otros son más tristes que una despedida en la estación.

Es igual que nuestra vida, que cuando todo va bien...
un día tuerces una esquina y te tuerces tú también
Esa telaraña que cuelga en mi habitación,
no la quito, no hace nada, sólo ocupa su rincón.

Yo he crecido cerca de las vías y por eso sé,
que la tristeza y la alegría viajan en el mismo tren
¿quieres ver el mundo? Mira, está debajo de tus pies.

Con el paso de los años nada es como yo soñé.
Si no cierras bien los ojos muchas cosas no se ven.

No le tengo miedo al diablo ¿no ves que no puedo arder?
no hay más fuego en el infierno del que hay dentro de mi piel.

Todo lo malo y lo bueno cabe dentro de un papel.
¿Quieres ver el mundo? Mira, está debajo de tus pies
---
Las fotos son del sábado, amaneciendo en Cabo de Palos y Calblanque.

lunes, 4 de febrero de 2008

La ruta de ayer: 4 km y pico (+otros 4 de vuelta)

Más o menos, vamos. Que tampoco hay que ser muy quisquilloso.








Las fotos aquí:
http://picasaweb.google.es/jose.saez/2008_02_Rio_Salmeron

Si me dan calabazas

Prefiero que no me las den, pero si han de dármelas, que sean como esta, para sacarles provecho.

Una cabra en un acueducto

Normalmente, cuando hay una noria de elevación de agua cerca de una casa, se suele construir un acueducto que guíe el agua elevada desde la noria hasta la vivienda o hasta algún depósito cercano.

Si la noria está averiada, como la de la foto, uno espera que el acueducto esté seco, y en él se acumule todo tipo de restos vegetales (hojas secas, ramas...), incluso pequeños animalicos (ratones, insectos...).

Pero lo que uno no espera es ver una cabra en el acueducto.

Y mucho menos que se coma las rosas.





Ayer, en algún lugar del término municipal de Moratalla.

¿Palomas no?

Eso digo yo. Si las palomas quieren circular, que utilicen sus alas.

¡Pues menuda autovía es el cielo, para que encima tengamos que construirles una aquí en la tierra!
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