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lunes, 1 de junio de 2009

Roma en cuatro horas (presiento que esta historieta va a ser larga)

El viernes pasado vi "Angeles y Demonios". La mayor parte de la historia transcurre en Roma, y los protas tienen que recorrer la ciudad de un monumento a otro (iglesias, castillos...) intentando anticiparse al malo malote, que amenaza asesinatos varios y una posterior bomba superpotente. Todo esto con un plazo de cuatro horas, lo que implica lanzarse por enmedio de la ciudad a lo loco, con los coches adelantando tanto por la derecha como por la izquierda, zigzagueando y haciendo el loco (bueno, poco más o menos, como se conduce normalmente en Roma).

La peli tiene pase. No es una maravilla pero está bien para pasar un ratico.

Pero una cosa que no pude evitar fue rememorar cómo nosotros también tuvimos que recorrer Roma en 4 horas. Ahí va la historieta.

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Situémonos en los albores del imperio: Roma, agosto de 2003. MJ y yo nos encontramos allí para pasar unos días visitando la ciudad.

Yo había comprado mi primera cámara fotográfica digital hacía poco más de un año, y aún me duraba el impulso de fotografiar el mundo mundial. Me volvía loco haciendo fotos por todos lados y, claro está, Roma no se me iba a escapar ni de coña. Además, llevaba la cámara de vídeo de mi tío, para rematar la faena. Creo que solo me faltaba tener los ojos rasgados para ser un japonés.

El penúltimo día visitamos el museo del Vaticano pero, como llegamos casi a la hora de cerrar y nos entretuvimos mucho en la parte dedicada a Egipto, cuando íbamos a pasar a la Capilla Sixtina no nos dejaron, pues quedaba poco tiempo para cerrar. Conclusión: que si queríamos ver la Capilla Sixtina había que volver al día siguiente y (¿cómo no?) pagar de nuevo los 20 leuritos que costaba la entrada (los que me conocéis podéis imaginar cómo se me acumuló la bilis). Pero, claro, ¿cómo narices vuelves de Roma y le dices a todo el que te pregunta que no has visto la Capilla Sixtina? Seguro que te apedrean, te marginan y te condenan al ostracismo social. Además, ¿cómo te lo dices a ti mismo cada mañana al mirarte al espejo? Hmmmmpppppffffff... venga, vale, volvemos mañana y pagamos de nuevo "religiosamente".

Al día siguiente estábamos allí bien temprano. Como teníamos tiempo, nos entretuvimos detalladamente en cada parte del museo. Llegamos a ver la Capilla Sixtina (allí no nos dejaron hacer fotos), íbamos parando en todas las estatuas, que si pin, que si pun, bla, bla, bla... Vale. Llegamos a la salida. Allí está la famosa escalera doble en espiral: sesión de fotos, que si ponte aquí, que si ahora un poco más para allá... Miro el contador de la cámara: 400 y pico fotos.

- Ahora en la puerta, venga. Ponte ahí para sacar la foto de despedida del museo

- Vale

Clic. Foto tomada.

Miro el contador: foto 1 de 1. ¿Eh? ¿Cómo? Espera, que no puede ser. Apago y vuelvo a encender la cámara. A ver... foto 1 de 1.

- Agggggghhhhhhhh
- ¿Qué pasa?
- Se han perdido las 400 fotos. Borradas. No queda ninguna. Sólo esta última. Nasti de plasti.
- ¿Y eso?
- No sé, se habrá estropeado la memoria


La cosa no podía quedar así.

- Esta tarde nos recoje el autobús a las cinco en el hotel.
- Ahora es la una. Tenemos 4 horas para visitar todos los lugares en los que hemos estado y sacar fotos
- Al ataque

Así que cogimos los bonobuses que habíamos comprado para toda la semana y nos lanzamos a una loca carrera por visitar todos los lugares de Roma en los que habíamos estado. Y había que hacerlo en menos de 4 horas. La Fontana di Trevi, el Panteón (sale en la peli), la piazza Navona con la estatua de los cuatro ríos (también sale), la columna de Trajano (¿o es de Adriano?), la plaza de España, el Castel Sant'Angelo (también en la peli), obeliscos (también), iglesias varias, la "tarta" de Vittorio Enmanuelle, el foro romano, la plaza de San Pedro (también en la peli), el Coliseo...


- Uf, uf...

- Arf, arf...


Seguíamos de un monumento a otro.


- Venga, corre, que ahí llega otro autobús...

- Hmmppfff...


(traducción: ya voy, ya voy, pero por Dios, ¡déjame respirar! Además, ¡llevo una llaga en el pie!)

Al final fotografiamos la mayoría de los monumentos. Misión cumplida: Roma en cuatro horas, fotografiada. Bueno, saldremos en todas las fotos con la misma ropa y la misma cara de velocidad, pero es lo que hay que hacer.

Por la tarde, el autobús nos recogió y de camino al aeropuerto nosotros íbamos, con el ritmo cardíaco regresando a su velocidad normal, revisando en la cámara todas las fotos de Roma que habíamos hecho durante esas fantásticas vacaciones... ¡en las últimas 4 horas! Creo que la sonrisa nos llegaba de oreja a oreja. Lo mejor era esa sensación de haber resuelto el contratiempo. ¿Problemas a nosotros? Un problema no es más que una mala definición de un reto.

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Al llegar a casa, con la ayuda de M y un par de programas de recuperación, pude recuperar el 95% de las fotos de la cámara, así que me podía haber evitado la carrera si lo hubiera sabido.

Pero entonces, el viernes no hubiera sonreído igual viendo la peli.

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Bueno, supongo que la historia no sería al cien por cien en todos sus detalles tal y como la he contado, pero es como ha pervivido en mi memoria, que es lo que cuenta.

Foto 1: la escalera doble en espiral del Vaticano.
Foto 2: La Fontana di Trevi por la noche.

1 comentario:

  1. no sabes como me suena esta foto!!! y la persona que la hizo...!!!

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