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martes, 8 de abril de 2008

Vitamina M para el alma

El niño llevaba un vaso de agua en la mano derecha mientras jugaba con el cochecito en la izquierda. El cochecito subía por la pata de la mesa de la cocina, se desplazaba por su superficie, bajaba por otra pata, derrapaba por el suelo... e incluso se permitía ocasionales vuelos que, traducidos desde la escala del vehículo, equivalían a cientos de metros en el mundo real.

Mientras tanto, los adultos hablaban de sus cosas: que si fulanita, que si menganito, que si la forma tan rara de hablar en las islas...

De pronto, un pequeño grito semi-represivo dirigido al niño y a la madre al mismo tiempo:
- ¡No bebas agua del vaso! Y, dirigiéndose a los adultos: - Es que ha metido el cochecito en el vaso, y ahora ese agua sabe Dios cómo estará...

- No importa. Es vitamina M

- ¿Vitamina M?

- Sí. De mierda. Así se inmuniza.

* * *

La esposa de un compañero de trabajo dice que un niño que no se ensucia no desarrolla su mente.

* * *

Creo que las decepciones que nos llevamos en la vida, muchas veces también sirven como "vitamina M" para el espíritu.

Hay muchos dichos populares en ese sentido: "Lo que no me mata me hace más fuerte", "Lo que no mata, engorda"...

Así que, ale, a vitaminarse y mineralizarse.

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