Nadie en todo Pituna hubiera imaginado que la señora Lojin fuera capaz de llegar a matar a alguien, y mucho menos de aquella manera tan sangrienta. Y precisamente, el día de su cumpleaños.
Tenía todo el aspecto de una abuelita dulce y entrañable, llena de arrugas y de exquisita educación. Solía invitar a sus allegados a tomar una infusión a media tarde, después de comer, y siempre había 4 ó 5 personas como mínimo tomándose un poleo con ella a esa hora. Su vecino, el viudo fotógrafo señor Zapin, era uno de los habituales, e incluso había quien decía que buscaba algo más que una simple amistad y un carajillo a media tarde, cuando visitaba a su anfitriona. Aunque hay que decir que ella nunca le había dado más esperanzas que el educado trato propio de una amable ancianita de su edad, reminiscencias de su educación infantil en Inglaterra, cuando estuvo viviendo allí nueve años por un traslado laboral de su padre.
El trato con el señor Zapin consistía en interesantes charlas, muchas veces sobre fotografía, profesión y afición al mismo tiempo para él. Ella comentaba que siempre que viajaba le encantaba comprar postales, más que por el recuerdo que suponían, por la alta calidad estética de las imágenes. Pero lo que más le gustaba, con diferencia, eran las fotografías que deformaban la realidad y daban visiones surrealistas, como los relojes blandos de un cuadro de Dalí. En particular, había comprado varios libros de Satern Espan, un fotógrafo que cultivaba este estilo con notable éxito.
Continuará... (si decido que me gusta)
A mi me gusta, así que si yo fuera tú, seguiría!!
ResponderEliminarSaludos.
De momento, la historia promete: va a haber violencia (ya avisas de que la abuelita es una asesina), puede que sexo (el fotógrafo viudo con un par de carajillos seguro que se lanza)... son ingredientes fundamentales para dar vidilla a la historia (bueno, a la víctima no, claro). Espero con impaciencia el proximo capítulo, y no tardes mucho, que estos abuelitos ya tienen un pie en el otro barrio.
ResponderEliminarTa lueguico.
De acuerdo, seguiré. Pero no esperéis nada digno ni del tiempo que se tarda en leerlo.
ResponderEliminar¡Luego no digáis que no os he avisado!