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viernes, 19 de septiembre de 2008

Camino de Santiago

Cuando empecé mi particular ruta siguiendo la orilla del Segura, recuerdo que pensé en el camino de Santiago.


Por un lado está el hecho de recorrer un camino, en etapas de varios días, andando y descansando, madrugar al día siguiente y volver a repetir el ciclo. Cada día volvemos a empezar, a hacer lo mismo, y sin embargo, nada es lo mismo. El camino de un día no es el mismo que el del día anterior. Los paisajes son parecidos, pero cambian progresivamente (a veces, bruscamente). O nos encontramos un puente, una iglesia, un prado, un bosque o cualquier otro elemento novedoso, que no se parece en nada a lo que hemos visto en los días anteriores.


Por otro lado, y simultáneamente, se va atravesando un camino interior que, etapa a etapa, va produciendo en el caminante una transformación. Cada día suele parecerse al anterior. Sin embargo, ningún día es igual que el anterior. Nuestras percepciones, nuestra forma de ver los objetos cotidianos del mundo, la forma de ver la vida, van cambiando progresivamente. A veces, también pegan un cambio brusco. O se da un encuentro, conocer a una persona que nos impacta, un hecho, una anécdota, una reflexión, una frase que alguien dice inocentemente y que se nos queda, quién sabe por qué motivo, rondándonos la cabeza. Poco a poco, uno va descubriendo que no es el mismo que el día anterior.

Hay un paralelismo evidente entre estas dos formas de recorrido. Y luego, hay muchas situaciones del mundo real que se corresponden con esta dualidad. Por ejemplo, el camino de Santiago es una de ellas. Mucha gente ha contado que realizar el camino le ha producido este tipo de transformación interior paralela al recorrido externo.






El juego de la oca también tiene relación con este tipo de rutas (vale, lo de la foto . Este juego tiene un origen medieval, con toques esotérico-misterioso-iniciáticos. Parece ser que tiene una relación importante con el camino de Santiago (una especie de guía encriptada del camino). En él vamos encontrando puentes ("de puente a puente..."), ocas (en el camino de Santiago hay algunos toponímicos con este nombre: Montesdeoca...) y los peligros del camino quedan representados en las casillas de la calavera, la cárcel, la posada y el pozo. Para ver más detalles de esta relación, podéis mirar aquí: http://www.juegodelaoca.com/Esoterico/caminodesantiago.htm

Cuando he hablado con alguien de mi ruta por el Segura, la he comparado al camino de Santiago, al menos en el sentido que digo (obviamente, no en cuanto al tipo de paisajes ni la arquitectura). La verdad es que los puentes construidos sobre el río (magníficos unos, artesanales y hasta cutres otros) invitan a sugerentes correspondencias (comparativas no, inútiles aquí) con los puentes románicos del camino de Santiago, y los puentes simbólicos del juego de la oca (de nuevo, "de puente a puente...").


Pero el otro día, el paralelismo entre ambas rutas fue un paso más allá, cuando tras andar por el río, tomamos el coche y un poco más adelante tropezamos con esta señal, lo que me hizo pensar que no es tan descabellado hablar de la ruta del río como mi particular camino de Santiago. El Santiago de la señal de tráfico se refiere a Santiago de la Espada, pueblo de Jaén cercano a la confluencia del río Segura con su afluente el Zumeta.



Por cierto, al final de los caminos iniciáticos suele introducirse una suerte de prueba en la que hay que hacer uso de la lógica o el ingenio para resolver alguna pregunta-trampa complicada, enrevesada o misteriosa. ¿Me esperará alguna prueba de ingenio misteriosa cuando llegue al nacimiento del Segura en Pontones (Jaén)?

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