A pesar del romanticismo (a veces cursi en extremo) que la rodea, en Venecia también hay lugar para los espacios sórdidos, las sábanas tendidas en la parte trasera del edificio, los cables colgando por la fachada, los andamios y las antenas afeando la vista...Pero todo ello no impide que a la hora de pintar la verja, alguien se decida a hacerlo de varios colores, y de esta manera, convertir un rincón cutre en algo interesante.
En mi vida, me he encontrado a veces con gente así, que en medio de un trabajo duro, un entorno hostil, unas circunstancias personales agobiantes... ha sabido PONER COLOR y transmitir, a pesar de tenerlo todo en contra, buenas vibraciones, buena onda, buen rollito, quepaquepaquepassssa...
¿Os habéis encontrado con gente así alguna vez? ¿Algún ejemplo concreto?
Yo sí tengo uno: se llamaba Antoñín, lo conocí desde sus 60 a sus 70 años, aproximadamente, y se dedicaba a vender lotería. Y tenía muchas razones para quejarse de la vida; incluso, lo hacía a veces. Pero la mayor parte del tiempo se dedicaba a alegrarnos, a mí y a todos los que le rodeábamos, la vida con sus chistes, sus chascarrillos y sus ocurrencias.
También sabía ponerse filosófico, pero esto, naturalmente, sólo lo hacía con los que tenía más confianza.
Por entonces, yo no hacía fotos, así que no recuerdo tener ninguna foto suya. Una lástima.
Todo un personaje, sí señor.