- Hola, Sam.
- ...
- Mira, hoy me he levantado con el día tonto. Así que me gustaría que tocaras para mí la canción. Si ella pudo resistirlo, yo también.
- ...hmmm...
- ¿Sam?
Cuando me acerqué a mirar, Sam tenía apoyados el brazo y la oreja derechos sobre las teclas, mientras que su brazo izquierdo hacía puenting colgando inútilmente de su hombro, con un suave balanceo. Sam exhalaba su último aliento:
- ...arggg... hmm... ogg...
- Joder, otra vez no. Quién coño le ha disparado a Sam.
Todos los ojos se desviaron. Unos miraban al suelo, otros al techo y los que querían aparentar más inocencia me miraban a mí fijamente por unos segundos. Pero no lo resistían mucho y enseguida desviaban la mirada.
- Has sido tú, Alex, te lo noto.
- Yo... er... no... sí.
- Te lo advertí. No vuelvas a disparar al pianista. Joder, esto ya se ha convertido en una puta costumbre que me está saliendo muy cara. A ver dónde encuentro yo ahora otro pianista. Además, que le había cogido cariño a Sam.
- Fue un accidente. El cabrón de Ben me provocó, me...
- Mira, me da igual. No me importan vuestras mierdas. El caso es que te has cargado otra vez al que menos culpa tenía. Ahora tengo que solucionar el problema que tú has ocasionado.
- Ya, mira, consigue un pianista y yo le pagaré los tres primeros meses.
- No, no funciona así. Así no, joder. Esta vez te va a salir más caro.
- ¿Séis meses?
- No. Esta vez vas a ser tú el pianista.
- Muy gracioso.
Lo miré fijamente y dejé sin respuesta su comentario. No pudo evitar rellenar el vacío. Horror vacui, que lo llaman.
- Fran, yo no sé tocar el piano.
- Aprenderás. Hay algún maestro en la ciudad que te puede dar clases.
- ¿Y por qué no contratas a ese maestro? Mira, yo pagaré todo un año de su sueldo.
- No, quiero que seas tú. La próxima vez se lo pensarán dos veces antes de disparar sobre el pianista.
Alex se calló. Sabía reconocer perfectamente cuándo yo hablaba en serio y cuándo no, en cuyo caso era inútil toda resistencia. Y en esa ocasión hablaba en serio.
...
Hoy se jubila Alex. El primer pianista que termina su carrera en mi local de forma no violenta, con sesenta y ocho años nada menos.
Creo que fue una buena decisión.
Pero me toca volver a buscar un pianista. Joder, esto me está cansando.
Foto: el piano de la peli "Big" (con Tom Hanks), en la juguetería de Nueva York. Agosto 2010.
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