Etiquetas en las estanterías: ginebras especiales, rones especiales, whiskies especiales. Hmmm. Empiezo a sospechar que en este bar todo es "especial". Lo cual, bien pensado, equivale a decir que nada lo es, ¿verdad?
La máquina de palomitas va escupiendo poco a poco el preciado manjar. La otra máquina, la tragaperras, está desenchufada.
Entran dos parejas muy jóvenes, y justo detrás de ellas un hombre negro solo. Tras la barra de madera, a espaldas del camarero, una cristalera con unas figuras geométricas que terminan en una cabeza de ave, algo parecido a una grulla, una garza o similar.
El negro se pide una fanta sola, con un cubito nada más. Yo pego otro trago a mi cerveza (vaya, lleva el adjetivo de "especial" también) y cojo otro puñado de palomitas.
Una de las chicas de las dos parejas se acerca a la barra (el camarero no atiende a las mesas) y pide tres cafés irlandeses. Además, pide una infusión, y cuando el camarero se la da le ruega:
- ¿Me puedes dar una galletita?
Claro, no es justo que sus compañeros, que han pedido café, tengan derecho a una galletita, y ella no. Así que hace bien en reclamar su golosina.
Una música de fondo que suena como Ray Charles acompaña la noche. No es demasiado buena, contra lo que suele ser la costumbre de este bar.
Me fijo en el cartelito que hay en la barra: "Las consumiciones se abonarán al momento".
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Foto: Uno de esos rones "especiales", aunque en un contexto un poco diferente
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