Nos empeñamos, a veces, en clasificar las cosas. Que quede claro dónde encaja esto o aquello, qué etiquetas debe llevar, género, especie, familia...
Yo soy un poco maniático en eso. Me gusta clasificar, ordenar y organizar mis cosas. Mis ficheros en el ordenador: las fotos, documentos, ejercicios, libros, música... Reconozco que clasificando se aprende un montón del mundo que nos rodea.
Pero a veces también nos puede llevar a ser demasiado rígidos con los estereotipos creados.
A ver, en qué carpeta metemos esto: pueblo de casas blancas, bajas, en un sitio caluroso (aunque no demasiado)... ¿Andalucía? Pues no: Lanzarote.
Claro, es que no había considerado las palmeras.
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