Nunca me había gustado demasiado la ópera. En mi disco duro tengo varios cortes de obras clásicas, entre ellas algunas óperas. De vez en cuanto se me cuela alguna cuando pongo la lista de reproducción en modo aleatorio. Tras uno o dos minutos suelo cambiar a la siguiente canción, sin dar lugar a que la ópera finalice por sí misma. No es que esté atento, la verdad, pues suelo estar trabajando con los auriculares puestos, concentrado en mis cosas, y la música no es sino un fondo al que no presto mucha atención. Después de un rato oyendo inconscientemente los gritos (con perdón) de los tenores, las sopranos, los barítonos, bajos y contraltos solía acabar un poco saturado.
Hasta ahora.
En las últimas semanas he tenido algunos fructíferos flirteos con ciertas óperas, y he quedado gratamente impresionado. Lo curioso es que la mayoría de las músicas me sonaban, pero no sabía asociarlas con nombres concretos. Primero fue el Nessun dorma, de Turandot (Puccini), cuando la princesa de hielo Turandot pide al pueblo de Pekín que nadie duerma (nessun dorma) hasta descubrir el nombre del prícipe que ha superado las tres pruebas. Impresionante aria. ¿A que os suena el trozo en 1:10?
Pocos días después, en la plaza de la catedral de Murcia asistí a un impresionante espectáculo de luz y color donde se combinaban proyecciones visuales sobre la catedral y los edificios colindantes con fragmentos de muchas músicas, no sólo ópera, aunque también de éstas había, entre ellas el archiconocidísimo La donna é mobile, de Rigoletto (Verdi). Quedé impactado. Otra maravilla.
Hace cuatro o cinco días me pasó A un enlace de un trozo de La Traviata. La verdad es que contemplar a Anna Netrebko haciendo de extraviada (traviata) licenciosa invitando a la vida alegre es un deleite para la vista y el oído. Pocas veces he visto una mujer comunicar tanta sensualidad con sólo su respiración. Esto no es que sea sólo impresionante, es que lo considero IMPRESCINDIBLE. Si sólo tienes tiempo para ver uno de estos vídeos, debe ser este. En 0:24 se unen lo que para mí es lo máximo, con el canto del brindis: bebamos alegremente de este vaso (libiamo nè lieti calici) y el primer plano de la Netrebko que parece que va a comerse al otro pollo.
Ah, dejadme saborear unos segundos esto...
...
Vale, ya puedo continuar.
Y por último, esta mañana me llega un email de P con un "ataque sorpresa" de unos "operianos" en mitad de un bar en Pamplona. Curiosamente, el primer fragmento que cantan es el Libiamo. ¿Coincidencia? La verdad es que entre la ausencia de tabaco y la posibilidad de estas sorpresas, sospecho que a partir de ahora me voy a aficionar a ir a los bares más que nunca.
Revisándome (en este mismo blog), veo que en enero del año pasado ya empezaba a disfrutar tímidamente de la ópera, sin pensar que hoy, un año después, habría de sumergirme en ella de nuevo. Es curioso comprobar cómo evolucionan los pensamientos y los gustos propios:
http://dandolealaolla.blogspot.com/2010/01/homenajes.html
Y si bien es verdad que sigue gustándome aún más un "ataque sorpresa" homenajeando a Michael Jackson, he de reconocer que la ópera se ha ganado un lugar en mi alma del que creo que ya no podrá salir. En un ingenioso y nunca bien ponderado juego de palabras: la ópera es la pera (si es que cuando me pongo gracioso, me pongo).
No, si al final me va a gustar la ópera y todo.
Vale.
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