
Muy bonita la llegada a la otra orilla, donde había un coche, con un yonki dentro, entreteniéndose en clavarse no sé qué en sus castigados bracitos. El tío se quedó mirándonos un poco mosqueado cuando nos vio aparecer de la nada, caminando sobre las aguas, como ese tal Jesús hizo una vez que se aburría.
Por otro lado, tuvimos que hacer algo de escalada, y esto fue el verdadero subidón. Resulta que tú vas tan tranquilo, andando por la orilla del río, y de pronto ves que las montañas se van cerrando

Pero vale, te haces el valiente. "Si el río pasa, yo también", te dices entre dientes (pero en el fondo, no te lo crees). Eso vale hasta que de pronto te encuentras con esta presa que te corta el camino...

Como a la derecha está la montaña de la foto anterior, no queda más opción que trepar por la izquierda
que viene a ser algo así

Como bien dice MJ, "Pa habernos matao, madre, pa habernos matao". Y todo por no volver por donde nuestro amigo el yonki, para no despertarlo, por si se encontraba el pobre hombre durmiendo la siesta.
El caso es que ahora, si tuviera que repetir el camino, ya sé por dónde hay que ir sin peligro (es lo que tiene la experiencia, que siempre nos llega tarde).

Espero que os guste esta foto tanto como a mí, que para obtenerla tuve que exponerme a que me picaran todas las abejas del mundo mundial.
Me he reído mucho con la entrada Cocinero, lo de los bracitos del yonki...pobre hombre. bueno, habéis salido airoso de picotazos de todo tipo, que es lo bueno.
ResponderEliminar