Y es que tiene mucha razón. ¿Cuántas veces nos conformamos con cosas diferentes a las que de verdad nos apasionan? Que no digo yo que no nos vendamos un poco, que hay que comer y todo eso, pero al menos no lo hagamos siempre, que a veces es preferible poder disfrutar de un poco más de pasión aunque sea a costa de un poco menos de dinero.
Me gusta mucho el ejemplo que pone Pablo del pizzero:
si trabajas ocho horas en una
pizzería y al terminar te pones a pintar, no eres pizzero, eres pintor. Eres lo que amas, no lo que da dinero.
Llegará el día que puedas vivir de tus cuadros. Al final, lo que
diferencia a la gente que triunfa de la que no, es lo que hacen al salir
de la pizzería.
Pues eso. Que trabajemos, pero cuando salgamos de la pizzería, a ver si podemos sacar algún hueco para dedicarle a nuestras pasiones. Y no, tomar chocolate con churros no cuenta como pasión.
Un chocolate con churros en la clásica Churrería San Ginés, local centenario de Madrid.
Ayer mismo me tomaba allí este chocolate con churros. Los he probado mejores, la verdad.
No me enrollo más, es preferible que dediquéis el tiempo a la entrada de Pablo, que lo explica muy bien.
Por cierto, la frase que decía al principio que me gustó y cuya búsqueda me llevó a la entrada de Pablo es esta:
No seas tú mismo, sé alguien un poco mejor
Y su autora fue Mignon McLaughlin (1913-1983), una periodista y escritora estadounidense.¿Y tú? ¿Qué haces al salir de la pizzería?