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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Qué hacemos al salir de la pizzería

Partiendo de una frase que leí el otro día y me hizo pensar, y buscando al autor de la misma (al final es una autora), me encuentro con estas excelentes reflexiones de Pablo Arribas acerca del trabajo y dedicar la vida a lo que te apasiona. La entrada aquí: "No seas tu plan B". Si tienes poco tiempo, mejor deja de leer esta entrada y dedícale unos minutos a esa.

Y es que tiene mucha razón. ¿Cuántas veces nos conformamos con cosas diferentes a las que de verdad nos apasionan? Que no digo yo que no nos vendamos un poco, que hay que comer y todo eso, pero al menos no lo hagamos siempre, que a veces es preferible poder disfrutar de un poco más de pasión aunque sea a costa de un poco menos de dinero.

Me gusta mucho el ejemplo que pone Pablo del pizzero:

si trabajas ocho horas en una pizzería y al terminar te pones a pintar, no eres pizzero, eres pintor. Eres lo que amas, no lo que da dinero. Llegará el día que puedas vivir de tus cuadros. Al final, lo que diferencia a la gente que triunfa de la que no, es lo que hacen al salir de la pizzería.

Pues eso. Que trabajemos, pero cuando salgamos de la pizzería, a ver si podemos sacar algún hueco para dedicarle a nuestras pasiones. Y no, tomar chocolate con churros no cuenta como pasión.

Un chocolate con churros en la clásica Churrería San Ginés, local centenario de Madrid. 
Ayer mismo me tomaba allí este chocolate con churros. Los he probado mejores, la verdad.


No me enrollo más, es preferible que dediquéis el tiempo a la entrada de Pablo, que lo explica muy bien.

Por cierto, la frase que decía al principio que me gustó y cuya búsqueda me llevó a la entrada de Pablo es esta:

No seas tú mismo, sé alguien un poco mejor

Y su autora fue Mignon McLaughlin (1913-1983), una periodista y escritora estadounidense.

¿Y tú? ¿Qué haces al salir de la pizzería?

viernes, 4 de septiembre de 2015

El estrés de antes del antiestrés

Unas vacaciones, bien aprovechadas, deben ser, entre otras cosas, una batalla ganada contra el estrés. Por eso no soy partidario de las vacaciones "muy, muy, muy" aprovechadas. La expresión despierta automáticamente mi sospechas. A mí me gusta dejar tiempo para holgazanear, el dolce far niente que dicen los italianos, que de esto saben un poco. Es más, no es sólo que me guste, es que creo que es necesario.

Pero lo que es más difícil evitar es ese querer dejar todos los detalles cerrados en los días previos a irse uno de vacaciones. Esos pequeños asuntos que llevas en la oficina y que se tarda más en explicarlos a alguien para que los asuma en tu ausencia (a veces ni siquiera existe ese compañero que pueda asumirlos) que en hacerlos tú mismo y que, por tanto, tienes que hacer tú sí o sí.

Y te estresas. El día antes de irte estás contento, porque se vislumbra el período vacacional a la vuelta de la esquina, pero por otro lado sabes que es posible que ese día te quedes algunas horas más allá del horario oficial para dejar atados los últimos cabos.

Así estaba yo hace un rato. Estresado, pero contento. Se avecinan unos días de relax. Pero me toca ultimar pequeños detalles, las urgencias de última hora. Lo bueno de quedarse en la oficina fuera de horario es que al menos puedes ponerte música y relajarte-mientras-te-estresas (sabrosa paradoja). Y eso he hecho: he buscado un poco de blues en Youtube, altavoces encendidos, ventana minimizada y a enviar emails de última hora, copiar ficheros, actualizar versiones...

Mientras tanto, la música sonando de fondo. Uno pierde la conciencia de la música. Y al terminar el blues, y casi sin darme cuenta, ha empezado una música suave de la que no he sido consciente hasta que llevaba un rato sonando. Se ve que estaba activada la opción de "Reproducción automática" de Youtube.



Y entonces, cuando he sido consciente de que ya no estaba escuchando el vídeo de blues original, me he dado cuenta de que mi nivel de estrés había bajado bastante. Mi respiración se había suavizado, mis pulsaciones estaban más calmadas y yo me sentía mejor en general.

La música era suave, la voz también, las canciones conocidas, pero en versiones muy, muy suaves. He echado un vistazo al vídeo y me he encontrado esta gozada. Un placer para el oído y para la vista.



Espero que os guste (y os relaje) tanto como a mí. Y a ver cuántas canciones reconocéis, hay un montón de fonocopias. Nunca hubiera dicho que una versión del "Bad Romance" de Lady Gaga me pudiera relajar.

Pero sí puede, sí.


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