Abrazarme a tu cuerpo de mujer. Si desnudo, mejor. Pero si no es posible, con ese jersey rojo, tan tenue.
Sentir la presión de tus pechos contra mi cara y mis hombros.
Y dormir. Dejarme llevar. Salir (temporalmente) de este mundo. Como el bebé flotante de "2001, una odisea...".
No me despiertes. Deja que llegue tranquilamente el momento de despertar.
Molaría, ¿eh?
Foto: uno que sí pudo hacerlo.