Hacía tiempo que no me emocionaba leyendo unas palabras. Ha sido tan solo una cita, un brevísimo párrafo de Borges. Pero me ha hecho esas cosquillas en la nariz que tanto me gustan.
De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación. (BORGES)
Como nuestros antepasados neolíticos no tenían papel, tuvieron que usar unos libros un poco diferentes (léase rocas, piedras, paredes de las cuevas). Menos mal que hoy en día hay gente que sabe explicarnos e interpretarnos aquellas páginas.
A finales de noviembre estuvimos en Yecla con el profesor Javier García del Toro, quien nos deleitó con sus explicaciones sobre las pinturas del monte Arabí.
Por cierto, ¡menudas vistas tenían los neolíticos desde su cueva en tan privilegiada posición.
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